
Ya habíamos tenido un par de cruces, fugaces, pero perceptivos, habías anotado mi número cuando te lo dejé con un clip en la carpeta que llevabas con el logo de la empresa donde trabajas. Habías sonreido al tiempo que cancelabas tus ojos con una caida de parpados, ante alguna insinuaciòn casual. Y no te acomodaste la la camisa cuando deje que me vieras escarbando con la vista entre ese botón caprichoso y tu piel. Pasó el tiempo y no me llamaste, llegue sudar en soledad mecánicamente como un adolescente, pensando en tus labios. No se porque (o si se por que) me anclé en tus labios. Una tarde mi pie trabo la puerta y no pudiste evitar que entre, la cartera y tus cosas cayeron al piso, justo cuando tus tetas empezaban a apretarse contra la pared. La palma de mi mano recorrió por encima tu pollera del trajecito clásico y moderno gris perla de Zara y desaforadamente levantó la camisa para tocar tu piel. Con la otra mano agarraba un mechón de tu pelo y lo arremolinaba a la altura de tu nuca. Mi boca recorrió de cerca tu cuello y tu mejilla derecha. Forcejeando pude sacarte el saco, me llamaba la atención que intentabas defenderte con tus brazos pero no gritabas, me insultabas pero en un tono que no llegaba a ser alto, en el sofá quedaste boca abajo, te quité la pollera, las ligas y con éstas ate las manos en tu espalda. Tenìas la cara apoyada en un almohadon, la camisa abierta, sin los botones y corrida a la altura de tus codos. Podía ver los breteles de tu Caro Cuore. El pelo revuelto tapaba algo de tu cara, y se movía con tu respiración. Acerqué una silla, me senté, desbroché los botones de mi jean y tranquilamente empecé a masturbarme muy cerca de tu cara, te daba dulces golpecitos con mi pija.
Sabés lo que pasa? dije. Como tu novio no me paga lo que me debe, pensé, me garcho a su chica, bien garchada y mano a mano hemos quedado.
Arreglalo con él no seas hijo de puta.- me dijiste.
No soy hijo de puta, no le voy a hacer juicio tampoco!! No es para tanto, te voy a cojer un poquito nada mas.
Tus rodillas estaban flexionadas, apoyadas en otro almohadón levantando tu cola y tu sexo llamaba sexo. Mientras me tocaba, mis dedos bailaban en tu incipiente humedad, por debajo de tu tanga. Apoyé mi pie derecho al lado de tu cabeza y en el almohadon, y la palma de mi mano derecha en tu nalga izquierda, babee deliberadamente tu cola, al tiempo que con mi pija rozaba tus brazos desnudos, tu espalda y tu camisa enredada en tus manos atadas. Mis dedos dilataban tu ano, que ya estaba humedo por mi saliva. Golpearon secamente la puerta, fui a abrir, entro, casi no hablamos. Antes que yo me pare detras tuyo, el ya estaba manoseandose en la silla. Te la puso en la boca y la aceptaste, eso me excitó sobremanera. Me posé detras tuyo, y te cogí corriendote la bombacha. Insinuaste un gemido, cuando mi dedo pulgar entraba en vos ajustado en tu piel. Saqué mi dedo y parecía que tu cola latía, estaba preciosa, puse la puntita y ví como tus dedos se estremecían. Entro firme y me dedicaste una puteada. Al momento que yo te cogia, él te abria la cola con las manos y no ocultaste una sonrisa, de puta linda. Sin soltarte las manos el seguía metiendo su pija en tu boca. Yo tenía que sacarla y mirar por la ventana, un tipo para un taxi, no importa. Vuelvo a vos, ahora sentís la porosidad de mi lengua recorriendo tus piernas primero, tu cola despues y tu sexo otra vez. Jugué y jugaste, labios contra labios, lengua y clitoris. Clítoris y lengua. Apoyé mi pene en tus labios, los separé casi groseramente, entró, despacio. Salió igual. Cambiamos con él, volvimos a cambiar. Estuvimos un rato, 1 minuto? 20? 100? medimos el tiempo en intensidad. Elegí acabar mientras te hacia la cola, (era parte del trato) murió adentro, toda. El semen salio de tu ano, corrió y se deslizó a tu vulva, siguió cayendo y un hilo quedo suspendido en el aire. Era el turno de él, se paró donde estaba yo y te la puso entera abriendo tus labios con una mano y con la otra dandote chirlos, tu cola todavía supuraba mi leche. Te embistió un par de veces, la sacó, te golpeó la cola con su verga, la volvió a meter. Cuando la sacó, se pajeó dos veces y el primer chorro, cayo en en tu cola, el segundo cruzo tus manos, hasta tu camisa, él seguia eyaculando, mientras vos mirabas de reojo entre espasmos. Tus piernas quedaron extendidas y zurcadas de semen. Antes de irnos, desatamos tus manos. Ya no me debían dinero.
Sabés lo que pasa? dije. Como tu novio no me paga lo que me debe, pensé, me garcho a su chica, bien garchada y mano a mano hemos quedado.
Arreglalo con él no seas hijo de puta.- me dijiste.
No soy hijo de puta, no le voy a hacer juicio tampoco!! No es para tanto, te voy a cojer un poquito nada mas.
Tus rodillas estaban flexionadas, apoyadas en otro almohadón levantando tu cola y tu sexo llamaba sexo. Mientras me tocaba, mis dedos bailaban en tu incipiente humedad, por debajo de tu tanga. Apoyé mi pie derecho al lado de tu cabeza y en el almohadon, y la palma de mi mano derecha en tu nalga izquierda, babee deliberadamente tu cola, al tiempo que con mi pija rozaba tus brazos desnudos, tu espalda y tu camisa enredada en tus manos atadas. Mis dedos dilataban tu ano, que ya estaba humedo por mi saliva. Golpearon secamente la puerta, fui a abrir, entro, casi no hablamos. Antes que yo me pare detras tuyo, el ya estaba manoseandose en la silla. Te la puso en la boca y la aceptaste, eso me excitó sobremanera. Me posé detras tuyo, y te cogí corriendote la bombacha. Insinuaste un gemido, cuando mi dedo pulgar entraba en vos ajustado en tu piel. Saqué mi dedo y parecía que tu cola latía, estaba preciosa, puse la puntita y ví como tus dedos se estremecían. Entro firme y me dedicaste una puteada. Al momento que yo te cogia, él te abria la cola con las manos y no ocultaste una sonrisa, de puta linda. Sin soltarte las manos el seguía metiendo su pija en tu boca. Yo tenía que sacarla y mirar por la ventana, un tipo para un taxi, no importa. Vuelvo a vos, ahora sentís la porosidad de mi lengua recorriendo tus piernas primero, tu cola despues y tu sexo otra vez. Jugué y jugaste, labios contra labios, lengua y clitoris. Clítoris y lengua. Apoyé mi pene en tus labios, los separé casi groseramente, entró, despacio. Salió igual. Cambiamos con él, volvimos a cambiar. Estuvimos un rato, 1 minuto? 20? 100? medimos el tiempo en intensidad. Elegí acabar mientras te hacia la cola, (era parte del trato) murió adentro, toda. El semen salio de tu ano, corrió y se deslizó a tu vulva, siguió cayendo y un hilo quedo suspendido en el aire. Era el turno de él, se paró donde estaba yo y te la puso entera abriendo tus labios con una mano y con la otra dandote chirlos, tu cola todavía supuraba mi leche. Te embistió un par de veces, la sacó, te golpeó la cola con su verga, la volvió a meter. Cuando la sacó, se pajeó dos veces y el primer chorro, cayo en en tu cola, el segundo cruzo tus manos, hasta tu camisa, él seguia eyaculando, mientras vos mirabas de reojo entre espasmos. Tus piernas quedaron extendidas y zurcadas de semen. Antes de irnos, desatamos tus manos. Ya no me debían dinero.
muy lindo, que sensibilidad, me elevo esta lectura
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