Viernes

El viernes se presentaba tranquilo, con mi jefe medio que lo planeábamos así, tratábamos de evitar los quilombos. Por lo general estaba mucho tiempo solo en su oficina o salía. Es el gerente de una compañía muy importante, multinacional, reporta directamente a los directores y accionionistas. La oficina de el era todo el piso del edificio y yo tenía mi escritorio a la salida de los ascensores, previo a la entrada de su oficina. Este día de la semana aprovechaba para leer algunos relatos hot que me calientan mucho y, particularmente, me calienta más leerlos en el trabajo. Dejo volar mi cabeza y como estoy absolutamente sola a veces llego a tocarme. Y fantasear con los que eventualmente pasan con la excusa del trabajo pero que en realidad lo hacen para tirarme los perros. Cierto aspecto de alguno me calienta, debo confesarlo, pero no viene al caso. A las cuatro pasa el de Oca a retirar la correspondencia y después no mucho más, salvo algún paracaidista. Los viernes como son más tranquilos, podemos ir de casual y con ropa más cómoda. Para mi cómoda no quiere decir menos sexy. Cuestión que ese día me estaba calentando tanto con un relato, que me fui al baño, me saqué la tanguita diminuta, la guardé en la cartera para seguir leyendo y tocarme mas cómoda. En ese estado hablé un rato largo con un compañero que me quiere comer y me reía por dentro pensando que él no sabía que no tenía bombachita. En fin. Se fue, caliente. Y yo seguí en lo mío. Cinco y cuarto mas o menos, veo que llega el ascensor, puteo un poco pensando que otra vez me interrumpían. Era mi jefe que pasa rapidísimo para su oficina. Me llama y me dice: "Princesa cambio de planes, están llegando tus amigos". Le decía "mis amigos" a los capos de una gran empresa, potencial cliente con el cual tenía que cerrar un convenio, porque cada vez que venían le hablaban de lo buena que yo estaba. Me daba cuenta porque me cogían con la mirada. Pero siempre se dirigían a mí con mucho respeto. Entraron los tres, un brasilero que era el director de la empresa para latinoamérica y dos argentinos, directores locales. Me saludaron correctamente y se encerraron en la oficina de mi jefe. Era un bajón porque cada vez que empezaba una reunión tarde yo me tenía que quedar hasta que termine por si necesitaban algo. Y ese día lo necesitaron.
Paso un rato, mi jefe me pide agua, un té y un cortado para los potenciales clientes. Entro y cuando me inclino hacia adelante para servirle el té a uno de ellos veo que el brasilero estaba clavándome la mirada en el escote. No era raro, y no es por vanidosa pero había encontrado a varios hurgando ahí con su mirada. Cuando le sirvo el café al brasilero muy sutilmente deja la mano en el apoyabrazo del sillón y me toca con sus dedos la parte exterior de mis muslos, los roza, como una caricia al tiempo que me mira fijo a los ojos con una sonrisa burlona, como diciendo: te quedas putita eh, no decís nada. Salí de la oficina acalorada, y dejé pasar una hora más o menos, y seguí muy entretenida leyendo mis cosas. Debo confesar que me había perturbado esa situación, y entre mis caricias y la lectura se me paso rápido, me había maquillado e iba a agarrar la cartera para ponerme la bombachita antes de irme cuando me llamo mi jefe por teléfono:

- Princesa esto ya esta casi cocinado, pero vos pasas a ser fundamental para que firmen. -me dice en tono confidencial.
- Y yo que tengo que ver? - dije inocente.
- Mucho. Vos sabes lo que significa que firmen, verdad? Superamos el objetivo más alto que nos pusieron, eso quiere decir bonus doble o sea mucha plata.
- El bonus no será para mí lo cobrará usted y los gerentes, por mi categoria de secretaria y como todavía no tengo la antiguedad necesaria según políticas de RRHH estoy afuera de eso, usted lo sabe.
- Salgo un segundo y lo hablamos. -me dijo, lo note mas tenso.

Se acerco a mí, yo estaba parada acomodando unas carpetas.

- Mirá esto es simple y no seria conveniente que lo vengas a complicar justo vos. No se si entendés que acá hay en juego mucha platita, pero mucha eh, y si te portas bien algo te va a tocar. - me dijo.
- Esta bien, pero porque soy fundamental? - dije.
- Sos fundamental porque el director de latinoamerica, el brasilero, me dijo mitad enserio y mitad en chiste que si yo soy capaz de convencerte de que entres sin corpiño a la oficina, le estaría demostrando que soy capaz de hacer casi cualquier cosa para que pasen a integrar nuestra cartera de clientes. Y eso al tipo le gusta. - me dijo a medida que se acercaba a mi.
- Eso le pidió? es un irrespetuoso! Que le pida otra cosa, yo no lo voy a ha.....
- Princesita, bombona, a ver, no me entendiste, yo no te estoy dando la opción de elegir si lo haces o no. - Me interrumpió. Yo te estoy diciendo lo que vas a hacer, que es distinto.
- No me pida eso, por favor.
- No te lo pido, te lo ordeno, así que ahora te sacas el corpiñito, entras, vas hasta mi escritorio, y me esperas ahí.
- No por favor. - le imploré.
- La concha de tu madre pendeja, hacé lo que te digo. Vos hace poco me dijiste que este trabajo te servia mucho porque con el recibo accedías al crédito ese con tu marido, no? Bueno, no lo pierdas bombona, porque sino haces lo que te digo el lunes ni vengas porque te echo a la mierda. Me entendes? - me dijo casi sin abrir la boca, apretándome un brazo y a cinco centímetros de mi cara.
- Suélteme. - le dije a punto del llorar, aunque por dentro dentro la contradicción del morbo me excitaba.
Quise agarrar la cartera para ir al baño a ponerme la bombacha, pero él lo impidió agarrando la cartera.
- Para saarte el corpiño no necesitas la cartera, dale. - me ordeno.
Entonces me di vuelta, desabroché el corpiño y me lo quité por debajo de la camisa.
- Muy bien, no te va a pasar nada, es una pavada, y te vas a hacer unos pesitos. - me dijo.
No le dije nada.
- Dale entrá. - me dijo, y me pegó una chirlo en la cola, ahí entendí que no iba a terminar solamente en caminar mostrando que me había sacado el corpiño. Abrí la puerta casi temblando, la mitad por miedo y la mitad por excitación.
La oficina de mi jefe era muy grande. Tenía su escritorio al final, cerca de la ventana y adelante una mesa de roble oval para reuniones para doce personas. Dije: Permiso, perdón y caminé al lado de ellos, que se esforzaron por no mirarme. Llegué al escritorio de mi jefe, hice que buscaba algo, para darle tiempo a que entre. Oí la puerta, caminó hacia su escritorio y casi muy relajadamente dijo:
- Princesa, por favor retirá de la mesa las tacitas de café y la bandeja. Gracias.
Fuí hasta la mesa, empecé a juntar las cosas, cuando uno se paró y quiso alcanzarme una taza que había quedado casi en el centro de la mesa, sentí que me apoyaba su pija en la cadera, y la mano en mi cintura. Del otro lado (no recuerdo quien era) alguien me acariciaba la pierna con la mano y me levantaba la pollera. El clima era denso. Había risas reprimidas y chistes por lo bajo. Podía oler el deseo de esos tres tipos en celo. Temblando lleve la bandejita a una mesa que hay al costado.
- Vení princesa, por favor. - dijo mi jefe.
Me acerqué hasta el escritorio, él sacó la Mont Blanc negra con la que firma papeles importantes del primer cajón, y apuntándome con ella me dijo.
- Vas muy bien, ahora te vas a poner esto en la boca, vas a ir por arriba de la mesa en cuatro patas y le vas a dejar la lapicera sobre esos papeles, muy delicadamente.
- No...-atine a decir.
- Si, lo vas a hacer por las buenas porque la otra posibilidad que te queda es que te garchemos entre todos, encima te quedes sin laburo, sin plata y con el culo roto. - me dijo irónicamente dulce y casi sin mirarme, como prestando atención a los otros tres. Ante esta situación te conviene disfrutarlo.- culminó.
Se me llenaron los ojos de lágrimas del miedo, a la vez que mi vagina se empezaba a lubricar de la excitación. Me puse la lapicera en la boca, caminé así hasta la punta de la mesa más cercana a su escritorio. No serían mas de tres o cuatro metros pero en ese breve trayecto, un aquelarre de imágenes se me agolpaban en mi mente, mi novio, mi familia, la pija de mi novio, como serian las de estos tipos? como me acabaran? me van a maltratar? hasta que limite? Se me soltó una lágrima contradictoria, nadie se percató. Miré a mi jefe y él asintió con un leve movimiento de cabeza, me subí a la mesa e inmediatamente el vió que no llevaba ropa interior. Los tres me cogieron con la mirada, fuí gateando por el borde hasta la otra punta donde estaban ellos, sin mirarlos. Apoyé la pluma, sobre esas hojas, quedó marcada con labial. Seguí gateando por delante de ellos que sonreían en una situación casi dantesca. Me decían de todo. Me acariciaban las tetas, las piernas, un manojo de manos rozaba toscamente mi cuerpo. Seguí gateando, les di la espalda, entre otras cosas vieron que no llevaba bombacha, mi concha absolutamente depilada destilaba miel. Llegué hasta la otra punta de la mesa y volví por el centro me acosté boca abajo con los codos apoyados en la mesa y miré como firmaban todo. El que firmó primero metió su mano en el pantalón y empezó a pajearse sin el menor escrúpulo, los otros siguieron firmando y se iban soltando el cinturón. Mi jefe esperó a que terminaran de firmar, se acercó a mi, me puso su corbata a modo de correa y me dijo: "Se una buena perrita, vamos con los señores!" Yo empezaba a acalorarme, sin saberlo al someterme así me generaba oscuro placer. Y me llevó hasta ellos, ofreciéndome. Ya estaban más que excitados, tenía una oferta de pijas delante de mis narices. Alguna gruesa, alguna curva, con venas marcadas en el tronco. Esbeltas. Imperfectas. Todas con glandes distintos. Firmes. Elegí una y empecé a masturbarlo mirando como mi jefe se sonreía y me alentaba con un paternal: "Muy bieeeenn", después fuí pasando a las otras entre risotadas e invasión de manos en mi ser, que me pellizcaban los pezones y me apretaban las tetas. En ese momento mi jefe destapó un whisky escocés y dijo: "Amigos, brindemos por este maravilloso acuerdo comercial", sirvió cuatro medidas, y juntaron los vasos. Uno de ellos dijo: "No seamos egoistas, convidemos a esta linda perrita" metió un dedo en su vaso y se lo pasó por su glande, que ya estaba brillante de excitación. Pase mi lengua por ahí no deje caer ninguna gota, sonrieron. Sin darme cuenta tenia a uno de ellos metiendo sus dedos entre mis labios vaginales. Al notarme mojada me dijo: "Que linda putita! Se subió a la mesa, me puso en cuatro y me penetró sin miramientos, dándome chirlos en la cola, mientras con la otra mano tiraba de la corbata que tenía puesta. Era mi jefe. Después todo fué saliva y sometimiento sexual. Me empezaron a tirar whisky, en mis tetas, en mi cola, en mi vagina. Me babeaban la espalda. Le hice sexo oral a uno mientras pajeaba a otro y un tercero me penetraba, con su dedo en mi cola. Uno de ellos me abrió la camisa, se apartó, y empezó a pajearse mientras miraba como me cogían. Bebía y se pajeaba. Comenzaron a acabarme toda, había semen en mi cara, en la ropa y en la mesa. Y mi jefe me obligaba a tomarme el viscoso líquido que quedaba salpicado en el roble recogiéndolo con la lengua. El director para latinoamerica fue el último en cogerme. Hizo que apoye las rodillas en el borde de la mesa, con los pies en el aire, colgando, abrió mis piernas y me lamió la cola de una manera increíble y paciente, sentado muy comodamente en la silla, introdujo una y mil veces su lengua en mi cuerpo mientras me masturbaba con sus dedos. Delante mío veía como el que se había apartado se seguía pajeando. Después de su lengua, metió un dedo en mi cola, pegué un saltito y blanquee los ojos. El tipo al que se la estaba chupando iba a acabar, me tiró la cabeza hacia atrás agarrándome del pelo y puso el vaso de whisky casi vacío debajo de mi cara. Me roció de semen, que cruzó mi cara, algunas gotas cayeron en el vaso y el resto lo fué juntando pasando el borde del vidrio por mi mejilla y nariz. A esa altura ya tenía la cabeza de la pija del director en mi cola, mientras me separaba las nalgas para abrirlo mas y me embistió con firmeza. El que se estaba pajeando pidió el vaso con resto de whisky y leche y repitió el método. Cuando el director quitó su pija de mi cola, me hicieron tomar lo que habían juntado en el vaso, esa mezcla de whisky y resto de hombre. El semen tardaba en bajar del vidrio por su espesura y era de distintos tonos de blanco. Concluí mi tarea asignada como una eficiente secretaria. Ellos ignoraban que me estaban llevando a un lugar esperado. El director me hizo bajar de la mesa, me hizo parar con mis muslos apoyados en el borde, me recostó boca abajo apoyé los codos me hizo separar las piernas, se paró detrás mío y se preparó para cogerme de nuevo, se limpió la pija con whisky, me separó los mojados labios vaginales y me penetró ferreamente agarrado a mi cintura, sentí la piel de sus piernas apretando las mías contra la mesa. Mi pezón derecho se frotaba contra la madera justo sobre un chaquito de semen por donde antes había pasado mi lengua. Sentí un roce en mi clítoris que nunca había experimentado y empecé a sollozar. Me siguió cogiendo mientras sollozaba. La sacó y su pija escupió su denso y tibio jugo de hombre sobre mis nalgas. Yo sabía porque lloraba, ellos creían saberlo, pero estaban equivocados.

2 comentarios:

  1. Exelente amigo,como siempre,puedes poner unas fotos de Princesa que no hay drama.
    Yo soy PERVERT su pareja,saludos y ojala sigas haciendo trabajar a esas fantasias.
    SALUDOS PERVERT

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  2. fantasia recurrida de polvazo con el jefe..yo tuve una experiencia casi erótica un tiempo con mi profe de ingles en el insti pero era menor y jamas hicimos nada aunque la ultima vez que lo ví me dió su mvl..no sé porque cuento esto pero al leer tu excelente relato me acabo de acordar xD

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